““Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:21).
Sí, en el cuerpo de Jesucristo en la Cruz, toda la humanidad se ha reconciliado con Dios y con los demás (Efe. 2:13-16; Col. 1:21-23); pero en un nivel práctico y diario, debemos apropiarnos de la gracia de Cristo, el único que puede hacer que la unidad familiar sea una experiencia de vida para todos los que la buscan con fe. Debe ser una experiencia diaria en nuestra vida. Afortunadamente, mediante la gracia de Cristo, esto es posible.
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