“No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos” (Apoc. 5:5).
La visión de los capítulos 4 y 5 tiene lugar en la sala del Trono celestial. La escena de los capítulos 4 y 5 representa simbólicamente el control de Dios sobre la historia y su plan de salvación. Sin embargo, antes de que se revele el futuro, se nos muestra la centralidad del ministerio sumosacerdotal de Cristo en su ministerio celestial, y su soberanía en los asuntos terrenales y en la redención de la raza humana. De este modo, los capítulos 4 y 5 brindan una perspectiva celestial sobre el significado de los acontecimientos futuros registrados en el resto del libro.
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