“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición” (Mal. 4:5, 6).
Cualquiera que sea la fase por la que atraviesa tu familia, cualquiera que sea la etapa, cualquiera que sea nuestra condición o la de nuestra familia en este momento, podemos y debemos vivir a la luz de las promesas de Dios, aferrándonos de ellas con todo nuestro corazón, alma y fuerzas, porque, en última instancia, son nuestra única esperanza.
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