“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Cor. 15:58).
Jesús anunció el Reino de Dios como una realidad actual de la que podemos ser parte hoy. Pero Jesús también dejó en claro que su Reino era un reino diferente, “no es de este mundo” (Juan 18:36), y que aún no ha alcanzado su plenitud. Mediante su encarnación, ministerio, muerte y resurrección, se estableció el Reino de Dios, pero Jesús también anhelaba el momento en que su Reino reemplazaría completamente a los reinos de este mundo, y el reinado de Dios se consumaría.
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