“Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado” (Dan. 8:14).
La profecía bíblica es fundamental para nuestra identidad y misión. La profecía provee un mecanismo interno y externo para confirmar la exactitud de la Palabra de Dios. Jesús dijo: “Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis” (Juan 14:29; ver además Juan 13:19). La pregunta esencial es: ¿Cómo interpretar la profecía correctamente para saber cuándo se ha cumplido?
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