“Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:3, 4).
El gran anhelo de Dios es que todas las personas en todas partes respondan a su amor, acepten su gracia, sean transformadas por su Espíritu y sean salvas en su Reino.
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